Cuando te enfrentas a tener que obtener un resultado y no sabes si lo conseguirás porque es bastante difícil, eso es un reto. Un desafío, en este caso intelectual, lleno de complejidades. La situación puede ser buscada o haber aparecido en tu vida por sorpresa. Sea como fuere, te encuentras en una posición difícil. Por un lado, el estímulo y a la vez el miedo. Estímulo por saber si eres capaz, estímulo por sacar lo mejor de ti. Miedo por no conseguirlo, por las repercusiones de no conseguirlo, miedo por cómo te sentirás si fracasas. Lo realmente importante es la actitud que vas a tener. Saca y da lo mejor de ti, piensa, crea e ingéniatelas para salir adelante. Esfuérzate hasta tu último aliento. Convéncete de que vas a conseguirlo y visualízalo de esta manera. No lo intentes, hazlo. Intentarlo es sinónimo de fracaso. Hazlo, hazlo y hazlo. No te rindas. Analiza el camino que realizarás para conseguirlo. Cuál es el inicio y cuál el final están claros. El camino es la estrategia. ¿Qué vas hacer? ¿Cuáles son tus pasos para conseguirlo? El tiempo es muy importante. Si tienes una fecha límite, tienes que ser capaz de tener la paciencia para saber si el recorrido escogido está funcionando o tienes que abandonarlo para encontrar otro. Es importante, evidentemente, preparar una estrategia para que la ruta decidida funcione. Igual de importante es darte cuenta y valorar el tiempo que tiene que tardar en funcionar. Si sigues un procedimiento, encontrarás que tu acción necesita un proceso para generar una reacción. Hay que tener la mente muy fría para dilucidar y saber esperar esa reacción el tiempo adecuado. Saber si hay que cambiar el recorrido o mantenerse en él. Lo dicho, saca lo mejor de ti, ingenia cualquier remedio para lograr rebasar la línea de meta. Y por supuesto que importa el resultado. Pero recuerda siempre que lo más importante habrá sido tu esfuerzo y tu ingenio para progresar y alcanzar tu reto.
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